La noticia de una niña noruega de 12 años que planeaba casarse con un hombre de 37 y un proyecto dedicado a vender personas en Bélgica me mantuvieron pegada al monitor de la computadora durante más de una hora unos días atrás.
La pequeña novia se llama Thea y desde el 14 de septiembre comenzó un blog para contar los preparativos de su boda que, por decisión de su madre, iba a unirla en matrimonio con un hombre 25 años mayor que ella el 11 de octubre pasado. Por otro lado, las personas a la venta fueron, específicamente, desempleados.
Antes que la curiosidad haga que muchos de ustedes le den click al vínculo incluido arriba, quiero aclarar que las dos historias corresponden a sendas campañas con un poderoso ingrediente en común: la provocación… y las palabras correctas para desatarla.
No hablo noruego así que recurrí a Google para traducir fragmentos de los distintos posts de Thea, la pequeña escogida por Plan para concienciar sobre los derechos de las 39,000 niñas que sufren esta situación cada día en diversos países, de acuerdo con cifras oficiales de dicha organización. Esta ONG reveló que todo era ficticio poco después que el blog revolucionara Noruega hasta el punto que muchas personas alertaron a la policía para que protegiera a la pequeña.
Tal como me sucede con frecuencia, me pica la curiosidad por conocer los detalles técnicos detrás de la creación del blog: cómo se construyó cada entrada, cómo Maja (nombre real de la niña) y el/la copywriter trabajaron mano a mano para que cada relato sonara realmente como la voz de alguien de esa edad… si es que así lo hicieron…
Mientras tanto, en Bélgica, la Asociación de Empresas de Comunicación, reconociendo la importancia del copywriting efectivo y persuasivo –de verdad-, lanzó una convocatoria para buscar a los mejores copywriters encomendándoles una tarea generosa y peculiar: escribir cartas de presentación para personas desempleadas con el propósito de que por fin consigan empleo.
Me encantaría ver campañas así de originales y provocativas en El Salvador! ¿Funcionarían? ¿Cómo reaccionaríamos?