Branding verbal
Últimamente, he visto varios comerciales de televisión en los que me parece que los mensajes y las imágenes no encajan del todo. Hay “algo” que impide que esos dos elementos se articulen por completo. Hal Stebbins en “Pildoras Publicitarias” (uno de los libros sagrados del copywriting desde 1969) dijo: “Todo lo que entra en un anuncio, incluyendo lo que se deja fuera, es texto”…Y tal vez en estos casos hay textos necesarios que se han dejado fuera.
Precisión y ¡PACIENCIA!
Siento que ya no cabe una palabra más en mi cabeza… es más, no me extrañaría que en cualquier momento, por puro efecto de rebalse, comenzaran a escurrirse consonantes, vocales y signos de puntuación por mis orejas, nariz y boca…
Entre otras cosas, estoy trabajando en un proyecto que implica la corrección de estilo de 75 artículos científicos en tiempo récord; y antes de comenzar a escribir esta entrada hago el recuento de lo pendiente: 33 aún. Uffffffffff.
Para sacudir el cerebro…
¡Lo logré! ¡Alcancé la séptima entrada en este blog y aquí estoy compartiendo el post número ocho! ¡Yuuujuu! Parafraseando un poco, siento que superé algo así como la comezón del séptimo artículo. Jijijijiji.
Crear y alimentar cada jueves esta ciberbitácora ha sido un auténtico desafío sobre todo por la escasez de tiempo entre una cosa y otra. Muchos pensarán que me conformo con poco o peor aún, que me siento satisfecha por algo intrascendente. Pero para mí tiene un doble significado: celebrar un pequeño logro (una sana costumbre que solemos olvidar con facilidad en medio de las exigencias diarias) y, sobre todo, sentir que sigo adelante hacia el descubrimiento y uso de mi propia voz. En más de una década de ejercicio profesional siempre escribí por y para algo/alguien más; en cambio aquí lo estoy haciendo con libertad total, abordando los temas que quiero y como quiero. ¡Disfrutándolo!
¡Mensajes a pie!
Llegué poco después de las 9:00 a.m. Y es que aunque ya era viernes necesité pasar antes por un frozen de café para terminar de espabilarme. El acto de inauguración estaba abarrotado y pensé que ese era un buen augurio para todo el evento. Unos minutos después logré sentarme en la última fila y me dispuse a tratar de escuchar la primera ponencia; y digo tratar porque tres mujeres paradas justo detrás de mí compartían una amena charla entre ellas que se extendió por 20 minutos. ¡Grrrrrrrrrrrrrrrrrrr!