Unos cuantos años atrás, mientras preparaba una capacitación para un grupo de ejecutivos bancarios, encontré o armé (¡no lo recuerdo muy bien!) una definición de marketing que desde entonces adopté para recordarme la esencia del trabajo en esa área: “Darle a los consumidores razones para comprar, para comprar más y más seguido”. Si el autor de la misma llega a descubrir que lo he citado aquí, ojalá que tome este párrafo como un sincero intento de darle su merecido reconocimiento. ¡Ojalá!
Cito ahora esta definición porque leí en una entrada del blog de Carlos Bravo su opinión sobre el ejercicio del marketing: “es un 90% analítico y un 10% creativo”.
Mmmmm… cuando leí sus argumentaciones al respecto consideré que eran el punto de partida ideal para una interesante discusión al respecto. Algunos de sus planteamientos que me parecieron más sugestivos los detallo a continuación:
– “Estoy convencido que ser creativo no es la clave para el marketing. Lo que realmente importa es saber interpretar los resultados a través de una medición que me de informaciones si mis acciones me están ayudando a alcanzar mis objetivos”.
– “La idea no vale nada sin la ejecución”.
– “La analítica ya empieza antes de generar la idea. Si no tienes claro a quién te diriges y cómo puedes alcanzar a tu público corres el riesgo de generar una idea genial que no deja huella en tus clientes potenciales”.
Desde mi perspectiva, la relación entre ambos componentes es un poco más equilibrada: 50% analítico y 50% creativo. Creo que cualquier campaña o plan de comunicación es mucho mejor con un concepto como hilo conductor y fundamento. Y dicho concepto nace, precisamente, de un proceso analítico que incluye la revisión exhaustiva de diferente tipo de información relacionada, la comprensión del comportamiento del público meta y la toma de decisiones capitales, entro otros factores. ¡El chispazo creativo destella en ese ínterin!
En este contexto, me parece lamentable que cada vez con más frecuencia se sacrifique la conceptualización por la carrera permanente contra el tiempo en la que estamos inmersos. Hay que mantener viva la cultura del concepto en nombre de la buena reputación de la marca en el corto y el largo plazo.
Y por supuesto, estoy completamente de acuerdo con la opinión de Bravo sobre el valor de la ejecución: darle vida a una idea exige cuidar cada detalle de principio a fin, para cumplir así de verdad con los objetivos en términos de percepciones y de resultados de negocios.
En fin, en casi todos los roles de la vida considero que es igual de importante ser analítico y creativo; para lo cual en mi caso personal funciona tanto dejar fluir mi curiosidad natural como mantener activos mis cinco sentidos… y andando en esos pasos me encontré con esta acción de marketing de guerrilla que Lowe Roche en Canadá creo para darle más visibilidad a la marca The Fuzz Wax Bar. Lo comparto aquí porque estimo que ideas simpáticas, llamativas, frescas y aparentemente sencillas como esta pueden crearse al combinar los dos componentes de los que he estado comentando. ¡Hasta la próxima!