Cuando cree mi blog a finales de 2013 no tenía idea de lo que estaba haciendo. Recuerdo que cuando superé las 7 entradas lo celebré; así que ahora que llego a la 50, aunque me siento muy feliz por ello, me he detenido a reflexionar sobre 3 principios que, aunque básicos, me ha tocado aprender en el camino.
1) Los titulares son el gran secreto del éxito. No es que no importe el resto del contenido; pero los titulares con mucha frecuencia son lo único que leemos. En internet circula una regla (no recuerdo la fuente) que dice: solo 2 de cada 10 personas consultarán un texto tras leer el título. Y en este año y medio puedo asegurarles que es un reto inquietante elegir y combinar 8, 10 o hasta 15 palabras para informar, entretener y persuadir, ¡todo al mismo tiempo!
2) El SEO no debe ser causa de ofuscación. En este tema puedo decir que tuve una etapa extrema en la cual me obsesioné con las keywords. ¡Si revisan algunos de mis post de mediados de 2014 les resultará evidente! Pero poco a poco me he ido relajando sobre todo porque descubrí que cuando creo contenido que realmente conecta con la gente Google se las arregla para encontrarlo y destacarlo. A usted tal vez le parecerá una afirmación ingenua; pero he comprobado que es cierto.
3) Hay que ser constante. Definitivamente, en estos casi dos años no he sido del todo persistente con mi propio marketing de contenidos. Primero comencé publicando cada semana siempre el mismo día (¡bien portadita yo!); luego por mi baja maternal me desaparecí casi 3 meses, y más recientemente he estado haciéndolo cada 2 o 3 semanas. Este error es muy frecuente y solemos poner excusas de todo tipo; sin embargo, esta tarea debería ser una prioridad para todos los que hemos decidido entrar en la blogósfera porque sólo así puede construirse una verdadera comunidad con la cual conversar y compartir valor.
¿Qué tal? ¿Qué opina? En caso de que usted también escriba un blog, ¿cómo le va manejando estos elementos? Por otra parte, ¿cómo los gestionan los autores de otros blogs que usted frecuenta?
Aunque ahora puedo hablar de estos tres principios con cierta soltura, sigo luchando por dominarlos cada vez mejor.
Sobre la marcha, en mi experiencia como copywriter, emprendedora y bloguera, también he aprendido a no ser demasiado dura conmigo misma; después de todo, usted y yo pertenecemos a la primera generación de seres humanos que, gracias a la tecnología, tenemos la oportunidad dorada de manejar nuestro marketing con libertad y flexibilidad, sin las barreras que limitaban todo hace menos de 10 años.
Precisamente por eso creo que, además de aprender a dominar el arte de bloguear, vale la pena disfrutar el proceso sin más presión de la estrictamente necesaria, ¿o no?
¡Hasta la próxima!