No. No se dejen llevar por el título. En esta ocasión no hablaré del marketing de productos para bebés (¡todo un universo por explorar!); ni sobre cómo las figuras públicas aprovechan el nacimiento de sus hijos para mejorar, reforzar o relanzar su marca personal. Hoy sólo quiero excusarme por adelantado pues estaré ausente de este espacio durante varias semanas para recibir ¡¡¡¡¡a mi primer hijo!!!!!
Me refiero a la “F” de friends, fans y followers que las marcas luchan por conquistar desde Twitter, Facebook, Pinterest y otras a un ritmo frenético. Y no es para menos: cada segundo cuenta en ese entorno donde la última palabra la tienen consumidores exigentes, hiperconectados, escépticos, escasos de tiempo, atiborrados de información y empoderados.
Hace poco caí en la cuenta que, muy probablemente, el proyecto de la Trastienda comenzó a gestarse casi 10 años atrás o más, coincidiendo con el despertar de mi gusto por los libros que hablan sobre un hecho aparentemente básico: ¿cómo escribir?
Hoy en día crear y contar historias es parte del trabajo de construcción de una marca, después de todo estamos en el apogeo de la era del branded content. Y aunque hay una graaaaaaaan diferencia entre esta tendencia del marketing y la producción literaria, ésta última es una fuente inagotable de información e iluminación para la primera.
No entiendo el fútbol americano. Mi esposo ha intentado explicármelo en incontables ocasiones pero aún no logro comprender ni siquiera los aspectos más básicos. Me pasa lo mismo con el béisbol así que cuando hay partidos relevantes de cualquiera de esos dos deportes los comparto con él, sentada a su lado… pero leyendo. Jejejeje. ¡Y lo mejor es que él lo acepta y lo valora!
El domingo 2 de febrero, fecha señalada para el Super Bowl XLVIII, la dinámica fue atípica y podría decirse que vimos 4 programas diferentes: el partido Seehawks-Broncos, las noticias sobre las elecciones presidenciales en El Salvador, el halftime show y, por supuesto, los anuncios publicitarios.